sábado, 19 de junio de 2010

Nuestro querido u odiado Marqués de Sade



¿Y todo por unas golosinas de Anís?

Bien sabemos que el mundo funciona de determinada manera, incorrecta o no para las personas que habitamos este planeta. Esa es una verdad absoluta, si es que existen, valga la ironía. Algunos pueden o intentan cambiarla y con el tiempo se ven los resultados de esos aciertos o sus desconocimientos.
Indagando el otro día en un montón de libros, de esos que uno posee para leer cuando termine el que esta leyendo, encontré una historia que me agrado para comentar.
Inquisición moral, física, intelectual, psicológica o inquisición en el amor (En todas sus variantes) ha existido, existe y existirá. Estemos de acuerdo o no, bien sabemos que son verdades irrefutables.
Galileo Galilei, Nicolás Copérnico, Giordano Bruno, Alfred de Musset y centenares de personas más son víctimas y producto resuelto de esta idea macabra.
Pero ¿De quien hablamos?, y que relación existe entre las golosinas de anís y el amor en esta historia (Amor: Afrodita y sus dos tendenciosas caras). Prohibido, si es que se me permite esta palabra de inquisidor, pensar mínimamente en la palabra “MORAL” de acá en adelante, por favor, esos conceptos no son ilustrativos para este caso.
Nuestro querido u odiado Marqués de Sade.
Debemos a este personaje la palabra Sadismo (De Sade: nombre propio de un novelista francés) en donde la Real Academia española define la palabra como: Lubricidad acompañada de barbarie o crueldad refinada.

Suena algo extraño pero hay que reconocer que tiene o posee estilo:

“Soy cruel, pero tengo modales”
dice el Sadista

Su nombre real era Donatien Alphonse François ( Francia, Ciudad de París, 2 de junio de 1740 – Charenton-Saint-Maurice, Val-de-Marne, 2 de diciembre de 1814) y se distinguió del resto de sus contemporáneos por dos simples motivos:

- Era un excelente escritor de novelas, obras de teatro y tratados filosóficos. Era conocido por sus obras eróticas, las cuales fueron prohibidas durante mucho tiempo (Ya nos imaginamos porque).

- Y por su libertad sexual, que quebrantaba los límites de su época. (Quisiera saber cuantos eran de una moral acorde y adecuada a esa época)

Cuenta la historia o “Esta mentira humana” que en sus naturales orgías, distribuía permanentemente, entre su séquito, pastillas de chocolate rellenas de anís y un afrodisíaco contundente, el peligroso polvo de cantárida o Mosca española en el que las muchachas (Prostitutas), resultaron intoxicadas después de su ingesta (Caso Marsella), aunque, lo que realmente repartía era un grano de anís envuelto en azúcar caramelizada.
Al resultar intoxicadas las mujeres, se debió llamar al doctor, el cual, informó a las autoridades de lo que sucedía y el pobre Marques de Sade fue acusado de Sodomía y puesto en cárceles de donde ya no tuvo posibilidades de seguir molestando a la sociedad.

Como dice el refrán: "Muerto el perro, se acaban las pulgas" o "Muerto el perro, se acaba la rabia" 

Sadistas e inquisidores eran los que lo juzgaron, de eso no queda duda, atentar contra la libertad del individuo en su vida privada y sacar del sistema social a escritores clásicos universales, eso es muy bajo. Lamento en este caso que se hayan aprovechado estas golosinas de anís para dañar a un hombre, ya que no poseían ningún “Polvo de Cantárida “ (Aunque esas pastillas habría que buscarlas para ver si son reales). Muchos alimentos son causa de comportamientos extraños, pero el humano, es superior a todo daño producido por un alimento (Este éste en buen estado o no)

En la novela Aline y Valcour encontramos este otro pasaje que explica su visión de los hechos:

Sé que cena en ocasiones con muchachas, nuestro querido conde... eso es, ya más de lo que hacía falta en este siglo para llevarlo derecho al cadalso. Solamente se trata de inventar, de suponer... sobornar a algunos querellantes, algunos espías, algunos alguaciles y ya tenemos a un hombre en el tormento. Desde hace treinta años hemos visto más de una de estas escenas. Casi preferiría ser acusado hoy de una conspiración contra el gobierno que de irregularidades con las putillas. Y en verdad esa manera de llevar las cosas es respetable... Honra a la patria. Si cuando se tienen ganas de perder a un hombre hubiese que esperar a que atentase contra el Estado, no se terminaría nunca. Mientras que hay muy pocos mortales que no cenen con prostitutas. Por tanto, está muy bien que las trampas se hayan colocado en donde están. Esta especie de inquisición establecida sobre la conducta del ciudadano que se encierra con una muchacha. Esta obligación en que se coloca a estas criaturas de dar cuenta exacta del acto lujurioso de este hombre, es en verdad una de las más bellas instituciones francesas. Inmortaliza para siempre al ilustre arconte que la instauró en París. Es uno de esos entretenimientos agradables y, no obstante, prudentes, que no habría que dejar nunca que cayese en desuso. Todo lo que se hace para fomentar las delaciones de las sacerdotisas de Venus es poco. Es extremadamente útil al gobierno y a la sociedad, saber cómo un hombre se conduce en tales casos. Hay miles de inducciones, segurísimas todas ellas, que se pueden extraer sobre su carácter. El resultado de esto, lo concedo, es una colección de impurezas que puede ser excitante para el juez que las escucha. Espiar y recoger las acciones libertinas de Pedro para estimular la intemperancia de Juan no es hacer un servicio a las buenas costumbres, dicen los enemigos de este sistema. Se trata de una forma de encadenar al ciudadano, un recurso para sojuzgarlo, para perderlo cuando se desea y esto es lo esencial.
       Marqués de Sade.

También encontramos este ejemplo para ver lo que sucedía:
“Algunas mujeres gritan histéricamente, otras, dominadas por un fuerte temblor, se arrojan al piso donde se revuelven sin parar. Otras mujeres han empezado a desnudarse en tanto lanzan gemidos de intenso e insatisfecho placer [todo, consecuencia de la pócima afrodisíaca suministrada por Sade]. Pero no son ellas las únicas en sufrir esa extraña colectiva enfermedad. También, los hombres van de aquí para allá, como perros rabiosos, gesticulando, gritando obscenidades y luego… Luego se suceden escenas del más crudo sexualismo. […] Una mujer casi completamente desnuda se asoma al balcón ofreciéndose a los hombres, otras siguen su ejemplo, una de ellas, más frenética que otras, se lanza de cabeza al vacío.”
Guy de Massillon, El goce y la crueldad, 1966.


He encontrado datos de su aficción a los alimentos, aunque no he podido corroborar que estos sean ciertos

1783
Francia, Ciudad de París: Es trasladado a la Carcel de la Bastilla. Mientras estuvo preso en esta famosa cárcel comía salchichas trufadas, alas de perdiz, riñones de ternera, crema de vainillas y chocolate y, confituras que eran sus manjares predilectos. Si esto es verdad, nada mal para la realidad, más de uno quisiera estar en esa situación


Desde las cárceles donde pasó numerosos años, dirigía a su mujer (A la que llamaba a veces “Cerdo fresco de mis pensamientos”, ya que, según decía, “Me gusta mucho el cerdo”. Era un asiduo de las “Cenas de Meòt” organizadas por Grimod de La Reynière

Recuerdo de pequeño, en casa de mis abuelos, que el anís era parte de la bebida en los juegos de cartas nocturnos que se hacían, siempre había algún dulce (Ellos eran reposteros de profesión). Lo que no recuerdo bien y creo, que si se lo pregunto a mi madre, ella sola reirá, si entre esos dulces existía alguno de anís.
He ahí el problema
Imagino a mi abuelo disfrazado de Marqués de Sade, látigo en mano y a mi abuela correteando por la casa tratando de vivir ese mundo llamado vida

Madre!!, porque no me contaste esas cosas?
Madre?, Donde esta ese látigo?



Ah, por las dudas, a estos caramelos se los llamaba "Richelieu"

Retroenlace


Blog Le Noble, Desarrollos gastronómicos



Blog La cultura gastronómica en video


Anís - Cerdo - Chocolate - Crema de vainilla - Perdiz - Salchichas - Ternera -


Blog Citas culinarias


Anís - Cerdo - Chocolate - Crema de vainilla - Perdiz - Salchichas - Ternera -


1 comentario:

Norberto Petryk dijo...

Leyendo "La Orgía Perpetua" de Vargas Llosa, encontré este párrafo:
Le seul moyen de supporter l'existence, c'est de s'étourdir dans la littérature comme dans une orgie perpétuelle. Le vin de l'Art cause une longue ivresse et il est inépuisable. C'est de penser à soi qui rend malheureux.
Correspondance, à Mlle Leroyer de Chantepie, 4 septembre 1858
Citations de Gustave Flaubert